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01 Dic 2019

Una calesita para nenes con autismo ganó un concurso de diseño

Desde hace cuatro años, la fundación Fundalc organiza el concurso Juguemos Juntos que une el mundo del diseño con el de la discapacidad.

Considerando el juego como un derecho, el objetivo es alentar la creación y producción de juguetes que les permitan a los chicos con alguna discapacidad jugar solos, entre ellos o con sus hermanos, padres y amigos.

Melisa Klassen es diseñadora industrial y mamá de tres nenes. “Es la primera premiada que es madre”, señala Carina Cavallo, de la fundación con sede en Belgrano. “Me volví a mis pagos de Ezpeleta, a mi casa natal, para tener más lugar y que mis chicos jugaran en el patio, arpovechando que mis padres se mudaron a Córdoba. Fue difìcil ordenarme porque el menor es chiquito, pero cuando lo logré, después de intentar hacer tortas y dar clases de dibujo técnico, me senté a la computadora para ver qué salía, aunque no me visualizaba diseñando”, relata.

Melisa se conectó con compañeros de la escuela primaria que tenían un emprendimiento y se asoció con ellos para producir juguetes y muebles pequeños. “Es a baja escala, en madera, con una línea bastante clásica”, dice.

Desarrolló la propuesta del concurso de Fundalc a partir de aparatos que ya existían en lugares de rehabilitación, pero no en forma de juguetes. “Hay plataformas giratorias grandes, metálicas, en las que el paciente incluso puede acostarse. Consulté con una fonoaudióloga con experiencia, Susana Jara y ella me dijo que sería útil crear un juguete para estimular mejorar la orientación, el caminar y el equilibrio”. Pensaba: “Tengo tres hijos sanos, pero si no fuera así, me gustarìa que pudieran jugar y divertirse”.

Melisa investigó rodamientos que soportaran hasta 150 kilos, pero para el prototipo que presentó al certamen, compró una crapodina y usó una madera menos resistente que la que se utilizaría en la producción en serie.

“Empecé a cuestionarle cosas a mi propio diseño. Al principio era elemental, una plataforma plana con dos manijitas. Después, definí que se pudiera usar de ambos lados”, explica. El juguete que obtuvo el primer premio es reversible. De uno de sus lados, esta suerte de calesita individual contiene por su forma al chico que la usa. Se llama Irohiro, e hizo las delicias del hijo menor de Melisa.

“En la fundación estamos encantadas, porque vemos la evolución que se dio desde la primera edición del concurso. Apreciar el progreso de los premiados y verlos como emprendedores es genial. Unir al mundo del diseño con el mundo de la discapacidad es fantástico”, asegura Carina Cavallo. Ana Siro, juguetera y diseñadora, también está entusiasmada con los resultados. “Esto va creciendo año tras año”, se alegra.

Otras dos premiadas son dos veinteañeras, compañeras de estudio en la misma cátedra de la carrera de Diseño Industrial de la UBA.

Olo, un juego de aromas, no es exclusivo para chicos ciegos porque estimula habilidades no desarrolladas. Foto: FUNDALC
Olo, un juego de aromas, no es exclusivo para chicos ciegos porque estimula habilidades no desarrolladas. Foto: FUNDALC

Camila Resnicoff tiene 22 años y diseñó Olo, un kit de aromas, con piezas plásticas que tienen una gomaespuma, un texto en braille y un pictograma que se corresponde con el olor de una fruta. El juego ofrece varias posibilidades: reconocer olores, inventar historias, usarlo al estilo de un memotest.

La inspiración le llegó cuando, trabajando en la Feria del Libro, vio el stand de la Biblioteca de Ciegos. “Me puse en contacto y me enfoqué en el olfato, porque quería encontrar algo distinto. Algo que pudiéramos fortalecer todos, no solamente quien tenga una discapacidad”, sintetiza.

El juego es sencillo de producir, porque los aromas se consiguen con facilidad, las piezas plásticas se pueden hacer con termoformado y una única matriz puede replicarse infinitas veces.

La creación de Anita del Bene, de 23 años, estudiante de la UBA como Camila , se llama Carate. Tiene engranajes internos que permiten modificar la gestualidad de una cara hecha en madera según la consigna que aparece al pie y define un estado de ánimo. Del otro lado, hay un espejo plástico que puede ser usado simultáneamente por otro jugador. Pero en ese caso, es la cara del jugador o jugadora la que tiene que encontrar el gesto adecuado.

Con los diseños hechos y aprobados por especialistas, lo que hace falta es encontrar fabricantes interesados en producirlos. “El mercado existe”, sostiene Ana.” Un 4% de los menores de 15 años tiene algún tipo de discapacidad, sin contar los que la tienen de manera temporal . Además, muchos de estos juguetes estimulan habilidades en cualquier chico, con lo cual el espectro de interesados se amplía”.

 

Fuente: TN

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    • hace 54 años